lunes, 1 de octubre de 2007

De prisiones y fugas, primera parte (aka Por qué prefiero a Lincoln Burrows antes que a Michael Scofield)


Antes de meterme de lleno en el tema… Ayer acabé la segunda temporada!!! Dios!!!!!!! En fin, pero no digo nada más (por el momento…).


Leí hace poco en internet que PB tenía mucho éxito entre el público femenino ‘porque estaba llena de hombres guapos’, decía el artículo. A lo mejor es que estoy viendo otra serie, o yo tengo gustos raros (bueno, esto también es bastante posible al margen de que la serie tenga o no hombres guapos, pero no es momento de discutirlo…), porque llena, llena, lo que se dice llena, no es que esté… Que no me voy a poner a discutir, que para gustos los colores, y alguien habrá por ahí que considere atractivos los dientes raídos de T-Bag, por no hablar de ese tipín fibroso que tiene, o la mirada profunda del esquizofrénico de Haywire, incluso entendería que la combinación de calvicie incipiente y lorzas abdominales de Bellick sean irresistibles para muchas, por mencionar un par de los ejemplos más escandalosos. Yo, que soy así de especialita, prefiero a Michael y a su hermano (no necesariamente en este orden..) y para de contar, que ni a Sucre meto en la lista de hombres atractivos de la serie.


¿Y por qué digo que no necesariamente en ese orden? Bien… allá por mis comienzos con la serie, yo, como buena novata, me decanté por Michael, como no, y, siendo sinceros, al hermano pródigo no le presté mucha atención. Como tampoco le presté atención al reencontrarme con el actor en John Doe (otra de las series que tengo pendientes, por cierto), aunque tardé en asociarlo con PB, de hecho, hasta que no salieron los créditos y leí el nombre no fui capaz de saber de qué me sonaba a mi la cara de ese hombre tan sabiondo y repelente (como para ganarme la vida de fisonomista). Luego retomé la serie y, al llegar a la segunda temporada me di cuenta de que el uniforme del corredor de la muerte no favorece a nadie, y el pobre Lincoln no es una excepción. La verdad, verlo por ahí con la cabeza rapada, con esas gafas de sol y la camisa abierta hasta casi el ombligo (que sólo le faltaban cinco o seis cadenas de oro para completar el look calorro) y pistola en mano defendiendo a su hermanito cuando hiciera falta, le hizo subir muchos puntos en mi estima por él, y si a eso sumamos los puntos que perdió Michael por andar todo el día con esa gorra puesta…


Tengo un par de teorías para explicar esto. La primera es que la evolución de la sociedad está por delante de la evolución de los instintos, y aunque socialmente ya no haga falta un macho fuerte que cuide y proteja a la hembra y a sus crías a base de garrotazos, ya sea a un mamut para poder comer o a algún enemigo exterior, instintivamente es algo que todavía está ahí, y el bruto de Linc en esas tiene las de ganar frente a su hermano, aunque esas habilidades hoy día no sirvan para tanto, y como prueba me remito a todo lo que les pasa a LJ, su madre y Verónica. La segunda es que el pelo a los hombres, al contrario que a las mujeres, no les favorece demasiado, y al pasar Lincoln a estar rapadito, su atractivo subió varios enteros. He aquí la demostración gráfica de esta teoría (vale, en lo de colocar las fotos aun tengo que mejorar mucho, lo sé, pero es que el Photoshop y yo hemos estado un rato peleándonos, y por el momento hemos pactado una tregua, así que tras dar muchas vueltas e incluso recurrir al infravalorado Paint, esto es lo mejor que he podido hacer):


Creo que todas las mujeres y gran parte de los hombres estarán de acuerdo en que la visita al peluquero le sentó bien a John Doe


Pero no es el único… Si Michael no hubiera pasado por el barbero de la cárcel, tal vez Sarita no se hubiera fijado en él (otro tema que merece un comentario aparte porque me parece indignante el puritanismo que se traen esos dos…)


Pero, ay destino cruel, cuanto más convencida estaba yo de la validez de esta teoría, apareció un contraejemplo que tiraba todo por tierra… El increíblemente guapo Rodrigo Santoro, del que uno pensaría a priori que nada, absolutamente nada le puede quedar mal, ya le pongas un saco de patatas encima, le tiñas el pelo de azul con crestas o lo vistas de hobbit, tenía que aparecer y fastidiarla


Es él, sí… Dios mío, cómo se estropean los cuerpos… Creo que voy a ponerme Love Actually un rato, para que se me pase el susto… O mejor, voy a ver el segundo capítulo de la tercera de PB, a ver si me reconcilio con Michael, que parece que a base de hostias de está haciendo más duro (al contrario que los pulpos). Sí, más vale que me vaya, que comentarios como el anterior demuestran que mi lucidez mental desciende por minutos…


Próximamente... desvelamos el gran misterio de Perdidos: por qué Kate no se quita nunca la camiseta, mientras que Sawyer y Jin no pierden ocasión.

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